Por Monchy Roquez
Abogado, politólogo, docente y comunicador
Con la llegada de la tecnología el ejercicio del periodismo se vio obligado a que los ciudadanos se involucren directamente en el proceso informativo, se favorecía una mayor apertura en la configuración de la agenda pública, se contribuía a una mayor pluralidad de fuentes frente al dominio de los monopolios empresariales y se conseguía, en definitiva, dar un nuevo aire al periodismo, gracias en gran medida a las posibilidades abiertas por las nuevas tecnologías digitales.
La tecnología trajo una nueva forma de comunicar la noticia, sacándola del esquema tradicional para hacerla de acceso y participación de los ciudadanos que estaban ávidos de que lo escucharan, de no solo ser receptores de la información, sino, que ya querían convertirse en prosumidores, o sea, producir y también consumir la información.
Redes sociales como el caso de twitter, trajeron nuevos conceptos de la información, como la inmediatez, lo quiero saber ya, dímelo ya, que desata una competencia de quien lo dice primero y más rápido. El concepto de la economía del lenguaje, dime mucho con pocas palabras y en menos tiempo, etc.
Hay que reconocer que las propias universidades en su pensum de periodismo, se vieron sorprendidas y quedando anquilosadas ante la avalancha de nuevas tecnologías y un ejercicio del periodismo que no se limita a una nota de prensa o a la forma de hacer relaciones públicas como se hacía tradicionalmente, debiendo las instituciones, las empresas, generar formas de comunicar enfocadas no solo a los medios tradicionales, sino también a las plataformas digitales y redes sociales.
Hoy en día, cualquier ciudadano con un teléfono móvil o una cámara puede ser testigo de un hecho noticioso y difundir ese material para el consumo del resto de la sociedad. Y no sólo videos y fotografías, sino también relatos desde el escenario de los hechos mediante los cuales suplir a los periodistas profesionales.
Las primeras noticias sobre las explosiones que produjeron las fuerzas especiales estadounidenses en Pakistán para matar a Osama Bin Laden, fueron subidas a Twitter por un ciudadano residente cercano al líder terrorista.
De manera que las noticias de última hora de gran impacto, como atentados, desastres naturales o conflictos bélicos han sido reportadas por ciudadanos anónimos que han visto sus contenidos publicados en primera plana en medios de alcance internacional.
En pleno siglo 21 es impensable ejercer el periodismo profesional sin la colaboración de la ciudadanía, de la gente común, que ayudan los medios actuales a robustecer sus informaciones, corroborar hechos, reportar eventos que suceden y donde los medios tradicionales no pueden tener un profesional dando cobertura.
Es importante aclarar que no todos los productos noticiosos en los que haya contribuido de alguna manera alguien de la audiencia puede ser denominado periodismo ciudadano. Cuando hablamos de periodismo ciudadano, nos referimos cuando el usuario “juega un rol activo en la adquisición, reporte, análisis y diseminación de noticias e información”; es decir, cuando es el responsable último de recopilar, editar y distribuir la información mediante plataformas digitales autogestionadas, controlando de este modo todos los procesos productivos de la noticia. Que es diferente al ciudadano que llama a un programa para dar una simple opinión, lo cual se denomina “periodismo contributivo”.
