martes, abril 30, 2024
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Ínfulas de amigos al asumir funciones públicas o privadas

Por: Ramón Féliz Lebrón
Periodista y docente
rflebron@gmail.com

Durante un afable encuentro sobre diversos temas, llegó al ambiente los cambios de comportamiento de amigos (ser humano) al asumir funciones dirigenciales o no públicas o privadas.

Los presentes allí, sin ser científicos de la conducta humana, coincidieron en las acciones de esos amigos, principalmente con el uso del WhatsApp, como son restringir la hora de su última conexión; quitar las fotos de los perfiles; activar la no confirmación de lectura de mensajes recibidos; y peor aún, leen y no responden, y si lo hacen, la frase repetitiva es: «no tengo tiempo…».

Otro aspecto es que contestan con un: ¿quién me habla? cuando es casi imposible tomar una llamada sin ver el nombre del remitente, a menos que te hayan eliminado de la lista de contactos.

Analizaron diferentes experiencias, y una particular sobre alguien con una amistad de muchas décadas, pero al llamarlo recientemente para informarle que un presentador lo estaba requiriendo en un programa de televisión, se le manifestó con la confianza que se tenía cultivada: «mi hijo, atiende los mensajes (había dejado muchos en visto), y respondió: «¿quién me habla?», (sorpresa, borrados de su lista), «es fulano», y con una extraña formalidad, insiste en tono de educado: «se dice buenas tardes», dando cátedra de modales.

Esperamos que cuando termine su pasajera etapa de asistente, regrese a la Tierra, pues aparentemente está en otro planeta.

Pero bien, cada quien en el lugar que debe estar. Expusieron otras historias también anónimas de desagradables momentos protagonizados por esos amigos.

Si pusiéramos atención a los mensajes bíblicos que el Todopoderoso nos expresa sobre la humildad, la sociedad fuera diferente:

«Por lo tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de afecto entrañable y de bondad, humildad, amabilidad y paciencia». Colosenses 3:12.

«Siempre humildes y amables, pacientes, tolerantes unos con otros en amor». Efesios 4:2.

«No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos». Filipenses 2:3.

Lamentablemente, tienen la errada postura de que les llaman porque necesitan algo de las funciones que ocupan, y se autoconvierten en indispensables.

Al respecto, la especialista en educación emocional, recursos humanos y desarrollo personal y profesional, la española Sandra Luna del Mazo, indica en una de sus publicaciones que obtener un cargo superior a menudo viene acompañado de un aumento salarial, más responsabilidades y un mayor prestigio. Sin embargo, para algunos, este cambio de posición puede tener un impacto negativo en su personalidad y comportamiento. En lugar de utilizar su nuevo poder para liderar con empatía y sabiduría, algunos se dejan llevar por un aumento en su ego, y tratan mal a sus colegas.

Agrega que numerosos estudios de psicología social han demostrado que el poder puede aumentar la tendencia de una persona a actuar de manera dominante, arrogante e incluso abusiva, y que esto se debe a que el poder a menudo conlleva una sensación de superioridad.

La humildad es un valor opuesto a la soberbia.

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