Hasta el día de hoy, muchos asumen que Michael Jackson se blanqueó la piel para volverse blanca, que fue una decisión cosmética deliberada porque estaba avergonzado de su raza.
Sin embargo, a mediados de la década de 1980, a Jackson le diagnosticaron vitiligo, un trastorno de la piel que provoca la pérdida de pigmentación en parches del cuerpo.
Según sus allegados, fue un desafío personal terriblemente humillante, uno en el que hizo todo lo posible para esconderse a través de camisas de manga larga, sombreros, guantes, gafas de sol y máscaras.
Cuando Jackson murió en 2009, su autopsia confirmó definitivamente que tenía vitíligo, al igual que su historial médico.
Moraleja de la historia: NO JUZGUE SI NO CONOCE TODA LA HISTORIA.