Resultados se desprenden de cuatro estudios realizados
Santiago. – Cuando en el año 2016 Abel Martínez asumió las riendas del municipio de Santiago, encontró un ayuntamiento sumido en el descrédito y la desconfianza de la población, fruto de los incumplimientos en cuanto a los servicios básicos y la generación de grandes deudas con contratistas y el empresariado en sentido general.
A su llegada, Martínez, no contaba con recursos económicos para hacer frente al cúmulo de problemas, la ciudad llena de basura por todas partes, la que fue declarada en estado de emergencia por el Concejo Municipal y los munícipes esperaban respuestas, que en poco tiempo fueron devolviendo la confianza al cabildo local y la ciudad inició un proceso de transformación.
Con un servicio de limpieza eficiente, la ciudad volvió a recobrar su esplendor y los recursos que ingresaban a las arcas municipales se fueron invirtiendo de forma equitativa y transparente, garantizando obras y servicios de calidad en favor de las diversas comunidades de Santiago.