El COVID-19 sigue siendo un mal latente en nuestro país y del cual no podemos descuidarnos y/o confiarnos si queremos salir de una vez y por todas de esta terrible pandemia
En estos últimos días hemos vistos como varias figuras se han contagiado con este virus. Algunos se han visto en estado muy delicado, pero han superado el virus, sin embargo, otros no pudieron ganarle la batalla. Tal es el caso de mi amigo, el músico Julio De Windt.
El destacado músico y director sinfónico, el maestro Julio De Windt Pichardo, falleció a los 85 años, luego de permanecer ingresado por más de una semana en un centro médico de esta capital.
De Windt, quien me ofreció el honor de entrevistarlo y poder destacar su amplia trayectoria en mi libro “Grandes Dominicanos”, fue una destacada estrella de la música clásica en donde impregnó su auténtico sello, pero que además compartió con otros jóvenes músicos toda su sapiencia.
Perteneció a la Orquesta Sinfónica Nacional durante 47 años, los primeros 20 como violinista, y el resto en las funciones de sub director y director emérito de esa institución musical.
Por otro lado, también me causó mucha tristeza el fallecimiento del exministro de Salud Pública Erasmo Vásquez, un gran médico pediatra que desempeñó una loable labor en el área.
Sin embargo, Dios y la vida nos presentan el caso de la esposa de Manny Cruz, una joven que ha luchado férreamente contra el COVID-19 y que nos ha servido de ejemplo para recordarnos que no podemos perder la fe y que cuando somos unidos somos más poderosos.
Planteo estos dos escenarios, de muerte y vida, no con el fin de que nos cuestionemos de porque en un caso sí y en otro no, esto lo pongo de manifiesto con el fin de reflexionemos, nos cuidemos y que aprendamos a valorar más a nuestros seres querido, así como lo poco o mucho que tengamos.
