La actividad política es tan conocida desde los tiempos de Atenas con la forma de ascensión al poder por los ciudadanos. Sin embargo, desde esos tiempos hasta tiempos muy recientes existía una forma muy similar en la idea y el concepto de hacer liderazgo.
El liderazgo se fundamentaba en lindos discursos, cargados de mucha emotividad hacia las masas enardecidas por un orador con grandes cualidades para mover los ánimos de los espectadores. Alocuciones llenas de promesas ante una audiencia con poca capacidad crítica.
Quiero detenerme para conceptualizar un poco sobre algunos estilos de liderazgo político, y como se ha ido redefiniendo con el paso del tiempo hasta llegar a lo que ha sido una aspiración de un líder político moderno, con casos prácticos en algunos países y otros que se quedan en una mera definición, pero con poco pragmatismo en los hechos.
Líder político mesiánico: para un líder mesiánico el discurso es sinónimo de una profecía; sus ideas vienen de lo sobrenatural. Son idealistas, emotivos, patriotas, se definen como defensores de los más pobres. El líder mesiánico tiene una comunicación vertical, entiende que tienen una visión muy superior del mundo, por encima de los demás.
El líder mesiánico es el único que tiene las grandes soluciones y no reconoce tan fácilmente el esfuerzo de los demás.
Auténtico: son líderes que se han forjado en su capacidad para crecer, son empáticos, aman su país, se identifican con la gente de su comunidad, su discurso es sencillo, procuran más que lucir súper intelectuales, ser sencillos y entendibles en su comunicación.
Carismático: son líderes que tienen condición especial de liderazgo, por donde quiera que van no pasan desapercibidos.
Ser un líder político en la actualidad implica ser capaz de dirigir grupos sociales, desarrollar capacidades para influir, convencer y persuadir; motivar, comunicar y tener la capacidad de escuchar. Su discurso lo construye en base a la necesidad de la gente y de su país.
En los tiempos actuales no necesitamos un gran líder o mesías salvador, sino que a la sociedad en crisis la sacamos adelante entre todos. Se requiere que todos asumamos algún rol de liderazgo, nos atrevamos a ponernos al frente y nos comprometamos con nuestras acciones a resolver las circunstancias complejas y difíciles por las que atravesamos.
Los organismos internacionales como el FMI han hablado muy bien del desempeño del Gobierno que encabeza el actual presidente. El presidente Luís Abinader ha forjado un liderazgo con una forma sincera y transparente de manejar el Estado y siempre dando la cara para conversar con la gente. Un hombre sencillo, capaz y con deseos de hacerlo bien como lo pedía a gritos y por mucho tiempo la República Dominicana.
