Por: Wilson Collado
No me cabe la menor duda de las buenas intenciones del Presidente Abinader, pero un país no se gobierna solo, se hace con un equipo de hombres y mujeres comprometidos con el bien común. Pareciera que eso es imposible al día de hoy, ya que a pesar de implementarse una lucha contra la corrupción a los contrarios al partido de gobierno, en la casa el jacho arde.
A nueve meses de gobierno del PRM, hemos tenido escándalos en salud pública, en los planes sociales, portuaria, ministerio de la juventud, lotería nacional, entre otros, lo que demuestra que el presidente de la República está tocando con violín y parte de la banda con guitarra, aunque también debemos reconocer que existen funcionarios bien valorados y comprometidos con una gestión transformadora.
En una entrevista televisada en diferentes medios el presidente dijo que le gustaría que lo recuerden como “El Gran reformador “ y yo le creo, pero tiene que preocuparse por poner orden en la casa, para que los elegidos en el tren gubernamental entiendan que la cultura dolosa de los administradores públicos será combatida, es la única manera de poder llevar a cabo una gestión de gobierno apegado a la ética, para ello no le puede temblar el pulso para producir los cambios que se necesitan, tal como él lo ha expresado “caiga quien caiga.
