El primer ministro y refugiado político Salih Hudayar está disponible para hacer comentarios
Un experto en esclavitud de las Naciones Unidas ha encontrado que las denuncias de trabajo forzoso en el este de Turkistán (rebautizado como Xinjiang)* son “razonables”, en una de las críticas más claras a las prácticas de derechos humanos de China desde dentro del organismo mundial.
El Informe del Relator Especial de las Naciones Unidas sobre las Formas Contemporáneas de la Esclavitud concluyó que los uigures, kazajos, kirguises y otros pueblos túrquicos están realizando trabajos forzados en el Turquestán Oriental Ocupado.
El informe sobre las formas contemporáneas de la esclavitud y sus consecuencias fue publicado por el relator especial Tomoya Obokata antes de la próxima 51ª sesión del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
Sobre el trabajo forzoso de China en Turkistán Oriental, el informe establece “la naturaleza y el alcance de los poderes ejercidos sobre los trabajadores afectados durante el trabajo forzoso, incluida la vigilancia excesiva, las condiciones de vida y de trabajo abusivas, la restricción de movimiento a través del internamiento, las amenazas, la violencia física y/o sexual. y otros tratos inhumanos o degradantes”. El informe concluyó que “algunos casos pueden equivaler a la esclavitud como un crimen contra la humanidad”.
“Durante años, la ONU ha sido un espectador silencioso del genocidio y las atrocidades en curso de China en el este de Turkistán; el pueblo de Turquestán Oriental ve este nuevo informe como un progreso de la ONU y espera una respuesta inmediata y coherente a la crisis humanitaria en el Turquestán Oriental”, dijo el Dr. Mamtimin Ala, miembro de la Unión Europea. Representante del Gobierno de Turkistán Oriental en el Exilio.
“Pedimos nuevamente al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos que publique de inmediato su informe sobre el genocidio en curso de China y otros crímenes de lesa humanidad en Turkistán Oriental”, dijo el Primer Ministro Salih Hudayar del Gobierno de Turkistán Oriental en el Exilio. “La ONU debe cumplir con sus compromisos y actuar para poner fin a esta crisis humanitaria”, agregó.
El Gobierno de Turkistán Oriental en el Exilio pide a la ONU y a sus estados miembros que apoyen la denuncia formal de genocidio de Turkistán Oriental contra funcionarios chinos en la Corte Penal Internacional.
El ETGE también hace un llamado al Consejo de Seguridad de la ONU para que incluya el tema de Turkistán Oriental en la agenda del Consejo de Seguridad de la ONU y también pide a la Asamblea General de la ONU que apruebe una resolución que condene y reconozca formalmente las atrocidades de China contra los uigures, kazajos, kirguises y otros pueblos túrquicos como genocidio y crímenes contra la humanidad.
El Partido Comunista Chino (PCCh), bajo la autorización directa del secretario general Xi Jinping, encarceló ilegalmente a más de un millón de musulmanes uigures y otros grupos étnicos en campamentos en el este de Turkistán (rebautizado como Xinjiang), donde son obligados a trabajar como esclavos, campañas de reeducación , sustracción de órganos, violación y esterilización forzada. Algunos informes indican que el número de detenidos asciende a tres millones.
El PCCh también busca secuestrar a los uigures que viven en el extranjero para obligarlos a regresar a la República Popular China (RPC). El Departamento de Estado de EE. UU. decidió no nombrar a la República Popular China como patrocinador estatal de la trata de personas en su Informe sobre trata de personas de 2022, dijo el senador estadounidense Marco Rubio.
Estados Unidos se encuentra entre varios países que han acusado previamente a China de cometer genocidio en el este de Turkistán, informa la BBC. Los principales grupos de derechos humanos Amnistía y Human Rights Watch han publicado informes que acusan a China de crímenes contra la humanidad.
* Turkistán Oriental pasó a llamarse Xinjiang en 1949 después de la ocupación de China.
* La campaña en curso de crímenes de lesa humanidad de China también ha tenido como objetivo a Falun Gong, los budistas tibetanos, los cristianos y los defensores de la libertad de expresión.
